jueves, 6 de marzo de 2014

Adorno

Me siento como un objeto, y no como uno que sirve o que tenga su utilidad; soy más bien un adorno, uno de esos que no sirven que ni siquiera se ve bonito: Un adorno inútil.

Uno de esos que se olvidan en una caja y cuando ven lleno de polvo está, y con nada combina. Que luego echas a la basura y por algún error, sin nadie darse cuenta, se cae en algún lugar donde todos van a pasar, lo van a ver y nadie va a recoger ni aunque sea para venderlo por el precio más mínimo o regalarlo a alguien, porqué no, nadie quiere este adorno. Ni la basura lo quiso.

Después al pasar los años y, seguir siendo tan vacío y sin importancia alguna, el adorno va a seguir ahí, en el piso donde una vez cayó. Pasará un carro, una bicicleta, un zapato o quién sabe qué y lo triturará como siempre debió ser. Cada pedazo se irá con la nueva brisa y su inútil materia (o lo que significó) trascenderá hasta el final.

Con cada minucioso pedacito se marcará su existencia y sin aún dar algo que ofrecer continuará mi engañado, ínfimo y  burdo sentido en esta vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario